viernes, 8 de febrero de 2013

Las palabras no son hechos.


Empezamos a pedir permiso antes de robar. A esperar debajo de los puentes a los suicidas. A emborracharnos con coca cola. A pegar los corazones rotos. A inyectarles dosis de felicidad a los drogadictos. A acercar la distancias. A pegar sin ninguna fuerza. A enamorarnos cada vez que nos miremos al espejo. A soñar despiertos. A restarle importancia al odio. A sonreír 25 horas diarias. A llorar, llorar de la alegría. A pintar universos. ¿Ves que fácil es escribir el mundo perfecto? ¿Ves que difícil es que las palabras se pasen a hechos?

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